3 cosas que puedes hacer en Moaña

Moaña ofrece muchas alternativas de ocio, sobre todo para los amantes de la naturaleza. Playa, monte y también ocio de hostelería. Te ofrecemos tres alternativas muy atractivas para disfrutar de este bonito lugar y de todo lo que esconde, tanto en su núcleo urbano como en sus alrededores.

Las playas cerca de moaña son de lo más concurrido durante el verano. Amplias y muy soleadas, son lugares perfectos para pasar todo el día con la familia y disfrutar del mar y del calor del sol. Pero también son ideales para largos paseos durante el otoño o el invierno cuando no llueve. Caminar por la arena y escuchar los sonidos del mar bien abrigados es un plan perfecto en cualquier momento del año y no solo se oxigenan los pulmones, sino que se libera mucho estrés.

Cada vez son más las personas que acuden a la playa en invierno a caminar o a relajarse mirando el mar y estas playas son perfectas para ese tipo de planes. Moaña cuenta con un total de 22 playas, algunas urbanas como la de A Xunqueira y otras más alejadas, como la de Niño de Corvo, pero todas con mucho encanto.

Las rutas de senderismo son una segunda alternativa para disfrutar de Moaña durante todo el año. Estas rutas ofrecen paisajes y sensaciones muy diferentes según la época del año en la que se realicen y por eso mucha gente quiere repetir una ruta hecha en verano durante el invierno y al contrario. El sendero del Rio da Fraga o la ruta “Muiños de Moaña” son algunas de las alternativas si se buscan caminos señalados.

Es muy fácil encontrar indicaciones para realizar estas rutas, pero en los puntos de información turística nos ofrecerán mapas y alternativas según se vaya a caminar con niños o no y el tiempo del que se disponga.

Por último, un buen plan en familia es pasear por el paseo marítimo de Moaña, que es muy largo y muy atractivo. Los niños pueden correr sin problemas por largos tramos y se pueden disfrutar de bonitas vistas al mar.

En el paseo hay muchos establecimientos de hostelería para poder tomar algo en una terraza o comer en familia y pasear luego para hacer la digestión caminando por un lugar que invita a pasar la tarde tranquilamente y sin prisas. Un plan perfecto para una tarde de domingo sin reloj.