Alimentación y felicidad 

El proceso de comer bien, de lograr una alimentación equilibrada, se parece bastante al de la felicidad y el bienestar. Al principio cuesta, pero una vez que coges ritmo, todo se vuelve sencillo. Dicen, en este sentido, que cuanto menos pienses en la felicidad más feliz vas a ser, o que la felicidad llega en el momento en que deja de ser una prioridad.

Con la alimentación, el proceso es parecido. Si partimos de una base adecuada, lograr comer mejor cuesta poco, solo hay que tener un poco de disciplina al principio y mantener una continuidad. Lo más difícil es el primer paso, luego todo viene rodado. Además, comer mejor es también la acumulación de pequeños gestos, como la felicidad llega a través de pequeñas cosas que van sumando. Por ejemplo, sustituyendo la leche tradicional por leche con fibra o añadiendo una pieza de fruta a la cena. 

Son detalles de este tipo los que, una vez que nos acostumbramos, se convierten en habituales. Ya no nos cuesta ningún esfuerzo tomar una pieza de fruta por la noche cuando al principio no nos apetecía nada. Porque, al final, todo es una cuestión de hábitos. El ser humano está acostumbrado a seguir unas pautas para hacer cualquier cosa. Estas pautas pueden ser positivas o negativas, pero, al final, este hecho es menos importante que el hecho de seguir un hábito. 

Por lo tanto, lo más difícil a menudo es seguir ese hábito. Pero una vez nos acostumbramos, todo fluye con facilidad. Si incorporamos la leche con fibra a nuestra dieta puede que al principio notemos una pequeña diferencia en el sabor. Pero si somos conscientes del beneficio que supone para nosotros, en poco tiempo se habrá vuelto una sana costumbre de nuestro menú diario. Y así con cualquier otro alimento.

Por eso, nos gusta decir que el equilibrio, tanto en la alimentación como en la vida general, se asemejan mucho. Es cierto que al principio puede costar un poco más, pero una vez que lo incorporas a tu ritmo de vida habitual, se convierte en algo muy sencillo y que merece la pena, sobre todo cuando nos damos cuenta de que el equilibro es elemento clave del bienestar.