Los 4 postres que debes de comer en Asturias

No hay duda de que la gastronomía asturiana es una auténtica maravilla y que resulta extremadamente variada. Más allá de la famosa fabada es posible encontrar todo tipo de platos a base de legumbres, carnes y también muchos productos del mar ya que la costa asturiana es muy rica en todo tipo de pesca.

Pero, aunque hay muchos y muy deliciosos platos para elegir y la generosidad de las raciones es de sobras conocida, cuando se visita este lugar de España siempre hay que dejar espacio para el final Porque los postres de asturias están, sin duda alguna, a la altura del resto de su gastronomía. Y esto puede descubrirse con cuatro recomendaciones que os vamos a hacer.

Arroz con leche: Seguramente sea el más conocido de los postres asturianos fuera de la tierra. Se elabora con arroz, leche, nata, canela y la pela de limón o naranja. Se le añade también azúcar. La receta tradicional asturiana es muy espesa y cremosa, a diferencia del arroz con leche que se cocina en otras partes de España y que es más suelto. Otra de sus características es el azúcar requemado en la parte superior, que es una de las huellas distintivas de este postre.

Frixuelos: Son una especie de crepe que se elabora con leche, harina, huevo y azúcar. Aunque en cada casa se toman de una manera, la forma más ortodoxa de hacerlos es de manera que queden muy finos. Pueden tomarse solos, ya que son dulces y muy apetitosos o pueden rellenarse con crema pastelera, aderezarse con miel o acompañarse con requesón.

Carbayones: Es un dulce más elaborado que los anteriores, ya que hay que realizar primero una masa de hojaldre que después de rellena con una crema de almendras. Hoy, es frecuente que en muchos hogares la masa hojaldrada se compre precocinada para ahorrar tiempo, pero las abuelas reniegan de esta ayuda y, la verdad, es que cuando todo el proceso se elabora a mano se nota la diferencia en el sabor.

Mirlitons: Son una versión asturiana de los merlitones vascos. Su elaboración es también a base de hojaldre y almendras, pero con una presentación diferente a los carbayones. En este caso, se trata de una especie de tartaletas cuya apariencia final es la de un bizcochito con la parte central más jugosa gracias a las almendras molidas. Una delicia para el paladar que se puede realizar según diferentes recetas tradicionales.