Breve historia de la D.O. Rías Baixas

La denominación de origen rías baixas es una de las más reconocidas y famosas del sector vinícola español. Sus caldos más singulares se elaboran con variedades de uva autóctona como la treixadura, la albariño, la torrontés o la caíño blanco. Diversas teorías han pretendido explicar el origen incierto de la elaboración de vinos en Galicia, tradición que podría remontarse a las migraciones germánicas que se produjeron desde Europa central a partir del siglo V, remontándose a la Gallaecia.

 

Otros historiadores consideran que fueron los monjes de la Orden de Cluny quienes introdujeron una de las primeras cepas de uva, la albariño, hacia el siglo XII. Esta variedad se habría propagado desde entonces hasta ocupar toda Galicia y el norte de Portugal. 

 

Con la posterior creación de las primeras D.O. de las que se tiene constancia —Rioja, Jerez, Manzanilla, etcétera—, se comienza a preservar y proteger la singularidad de la producción vinícola en regiones y comarcas. Esta nueva conciencia —que se inició con el reconocimiento de un producto ajeno al sector vinícola, el queso Roquefort en 1666— derivó en el establecimiento de la Denominación de Origen Rías Baixas por el Consejo Regulador en la década de los ochenta.

 

En concreto, la D.O. de Albariño fue la primera en recibir este reconocimiento el 11 de octubre de 1980. Con la aprobación de su reglamento y consejo regulador unos años después, adquiere mayor protección y ‘fuerza’ legal. Finalmente, la Consellería de Agricultura impulsó una orden en 1988 para reconocer la Denominación de Origen Rías Baixas, así como de su Consejo Regulador.

 

En un principio, la D.O. Rías Baixas estaba formada por las subzonas de Val do Salnés, Condado do Tea y O Rosal, situadas en Pontevedra. En la década de los noventa, se adhirieron a esta D.O. las subzonas de Soutomaior y Ribeira do Ulla, siendo esta última la más joven y extensa.