Vuelven los viajes 

No se puede decir que haya sido una buena época para los viajeros, pero la vida es así. Si nos ponemos a pensar en lo que han tenido que vivir otras generaciones es para darse con un canto en los dientes. Aunque toquemos madera confiando en que lo peor ya haya pasado. Al menos, los viajes parece que vuelven, poco a poco, a la normalidad. Y nosotros tan contentos. Porque si hay algo que nos fascina a mi novio y a mí es viajar.

Después de dos años sin pisar el aeropuerto, ya teníamos ganas de volver a coger un avión. Y lo hemos hecho siguiendo una tradición que ya habíamos puesto en marcha hace unos años. Como vivimos relativamente lejos del aeropuerto, preferimos acercarnos en coche. Podríamos hacerlo en transporte público, pero tardaríamos bastante más. Y hay que tener en cuenta que buena parte de los vuelos baratos que nosotros cogemos salen a horas intempestivas en las que, o bien no hay transporte público, o nos exige pegarnos un madrugón de aúpa. Por lo tanto, mejor el coche.

El problema de ir al aeropuerto en coche es el tema de dónde lo dejas. Pero nosotros siempre los dejamos en Parking blanco Barcelona, que ya conocemos de unos años atrás. El sistema es muy sencillo, rápido y bastante económico. Lo único que tienes que hacer es dejar el coche el día de la reserva y registrarte. Del parking al aeropuerto hay poco distancia y se puede coger un mini bus para acercarte. Esto es importante porque todo el mundo quiere ahorrar el mayor tiempo posible cuando se trata de coger un vuelo. Y, sobre todo, no perderlo.

A la vuelta al proceso también es muy sencillo. Al aterrizar, llamas y te vienen a buscar a la terminal, te acercan al Parking blanco Barcelona y te llevas el coche. Por lo que he oído, la mayoría de los usuarios están muy satisfechos con el servicio. Hay que tener en cuenta que tiene vigilancia y sistemas de seguridad con lo que los vehículos están a buen recaudo. Y los chicos son súper eficientes con el traslado del parking al aeropuerto y viceversa.